El Prado

2 minutos

Hay algo especial en cada museo de Madrid, y El Museo del Prado aparte de ser uno de los museos más famosos y prestigiosos del mundo, es también mi favorito. A diferencia del Thyssen este sí que me lo conozco como la palma de mi mano, así que no fue tanto un descubrimiento, pero me encantó ir porque siempre acabas aprendiendo algo.

El museo es conocido sobre todo por sus obras maestras de artistas como Velázquez, Goya y El Greco con su famoso Jardín de las Delicias. Pero son las obras menos conocidas las que a mi me gusta ir a ver, porque siempre esconden alguna historia. Hay un cuadro enorme que se llama El Lavatorio y es de Tintoretto. Lo que más me llama la atención es el desconcierto que produce al mirarlo cuando avanzas hacia el fondo de la sala y lo ves desde la izquierda, ya que solo se aprecian figuras desperdigadas. A medida que avanzas hacia la derecha del cuadro todo va cobrando sentido, hasta que llegas a situarte en la esquina de ese lado y puedes apreciar la perspectiva oblicua que va desde la figura de Cristo hacia el fondo del cuadro. Tintoretto lo pintó de esta manera porque la escena del lavatorio de pies justo antes de la Última Cena estaba destinado a ser colocado en la pared lateral de una iglesia y por tanto era la perspectiva que iba a contemplar el espectador. Sin embargo, poder pasear por delante del cuadro es una experiencia aún mejor en la que parece ir desvelándose una historia. Y como en toda historia, los detalles que van apareciendo completan el relato y apuntan el final. Resulta también muy revelador que Tintoretto represente a Judas dando la espalda y reticente a quitarse su calzado. Y todos sabemos cómo acaba esa historia…

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar